LOS SUJETOS DEL PODER
lunes, 20 de abril de 2015
OPINION LIBRO VIGILAR Y CASTIGAR
ANALISIS DEL LIBRO VIGILAR Y CASTIGAR
Primeramente, Foucault describe
el caso de un hombre acusado de regicidio (pues mató al rey), y parricidio
(pues mató al padre de la patria), cuyo castigo fue la tortura. La misma es
definida con escalofriantes narraciones, para luego ser contrastada con un
reglamento interno, hacia un reformatorio de París, en el cual las tareas eran
estrictamente separadas, en tiempo por el ruido de tambores: un suplicio y un
empleo del tiempo con una distancia de sólo 75 años.
Es cuando se presentan numerosas
transformaciones:
1). La desaparición de los
suplicios: Aquí se hace referencia a los cambios físicos, en los castigos a los cuerpos de los
condenados.
2). Se habla de una
“humanización”: En donde desaparece el
cuerpo como blanco mayor de la represión penal. Foucault suele comparar el
suplicio, con un espectáculo.
3). Expone que a fines del
siglo XVIII y principios del siglo XIX desaparece el espectáculo punitivo, en
donde el castigo, ha cesado poco a poco de ser teatro, y tenderá, pues, a
convertirse en la parte más oculta del proceso penal.
Pero hacia fines del siglo
XVIII un nuevo castigo habría de surgir:
4). Cualquier persona condenada a muerte se le
cortará la cabeza, -“Casi sin tocar el cuerpo, la guillotina suprime la vida,
del mismo modo que la prisión quita la libertad, o una multa descuenta bienes-.”
Y junto a estos cambios en el castigo al cuerpo de los condenados, también hay
cambios en cuanto la exposición de los mismos: el condenado, no tiene ya que
ser visto cuando son conducidos al patíbulo.
Lo que anteriormente explica
Foucault es como, -“desaparece, pues, en los comienzos del siglo XIX, el gran
espectáculo de la pena física; entre los años 1830-48 se consiguió dicha
desaparición de los suplicios.
Este autor, nos muestra como
la pena ha dejado definitivamente de estar centrada en el suplicio, como
técnica de sufrimiento, tomando como objetivo principal la pérdida de un bien o
un derecho. También, asegura que “un castigo como los trabajos forzados o
incluso como la prisión -mera privación de la libertad-, no ha funcionado jamás,
sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al cuerpo mismo: es
justo que un condenado sufra físicamente más que los otros hombres.”
En conclusión, Michel
Foucault alude las numerosas rebeliones de presos, que han tenido lugar en los
últimos años.- “Eran rebeliones contra toda una miseria física, pero también
rebeliones contra las prisiones modelo, contra los tranquilizantes, contra el
aislamiento, contra el servicio médico o educativo, era realmente de los cuerpos y de las cosas materiales, lo que trataban
todos esos movimientos era la creación realmente de una rebelión, al nivel de
los cuerpos, contra el cuerpo mismo de la prisión.
Lo que estaba en juego era
su materialidad, en la medida en que es instrumento y vector de poder; era toda
esa tecnología del poder sobre el cuerpo, que la tecnología del -alma-no
consigue ni enmascarar, ni compensar, por la razón de que no es sino uno de sus
instrumentos.
Asimismo, el autor introduce
su obra en la historia del presente, al estudiar el nacimiento de la prisión,
en el sistema penal francés.
Hoy en día vemos como el
sistema penal en Colombia, tiene tantas vulneraciones de DDHH, que duele ver
tanta lucha en Francia como ejemplo de libertad, y respeto por la vida, aún de los infractores
de la ley, y quienes desde su
problemática luchan por justicia o un poco de respeto de las condiciones
humanas carcelarias.
BIBLIOGRAFIA MICHEL FOCAULT
Michel Foucault
(Poitiers, Francia, 1926-París, 1984) Filósofo francés. Estudió filosofía en la École Normale Supérieure de París y, ejerció la docencia en las universidades de Clermont-Ferrand y Vincennes, tras lo cual entró en el Collège de France (1970).
Influido por Nietzsche, Heidegger y Freud, en su ensayo titulado Las palabras y las cosas (1966) desarrolló una importante crítica al concepto de progreso de la cultura, al considerar que el discurso de cada época se articula alrededor de un «paradigma» determinado, y que por tanto resulta incomparable con el discurso de las demás. Del mismo modo, no podría apelarse a un sujeto de conocimiento (el hombre) que fuese esencialmente el mismo para toda la historia, pues la estructura que le permite concebir el mundo y a sí mismo en cada momento, y que se puede identificar, en gran medida, con el lenguaje, afecta a esta misma «esencia» o convierte este concepto en inapropiado.
En una segunda etapa, Foucault dirigió su interés hacia la cuestión del poder, y enVigilar y castigar (1975) realizó un análisis de la transición de la tortura al encarcelamiento como modelos punitivos, para concluir que el nuevo modelo obedece a un sistema social que ejerce una mayor presión sobre el individuo y su capacidad para expresar su propia diferencia.
De ahí que, en el último volumen de su Historia de la sexualidad, titulado La preocupación de sí mismo (1984), defendiese una ética individual que permitiera a cada persona desarrollar, en la medida de lo posible, sus propios códigos de conducta. Otros ensayos de Foucault son Locura y civilización (1960), La arqueología del saber(1969) y los dos primeros volúmenes de la Historia de la sexualidad: Introducción(1976) y El uso del placer (1984).
domingo, 19 de abril de 2015
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